noviembre de 2009
El investigador estadounidense Michael Stern, miembro de la farmacéutica Allergen, ha recogido hoy el premio Emilio Díaz Caneja de la Universidad de Valladolid, un galardón que reconoce a personajes de la Oftalmología y las ciencias de la visión que han contribuido de alguna manera al desarrollo del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA). Durante su discurso, el doctor Stern ha repasado su trayectoria profesional y la de su equipo, vinculada en todo momento al conocimiento científico sobre el síndrome del ojo seco, sobre el que han identificado “varios factores inmunes nuevos”.
En este sentido, en la actualidad intentan diseñar “nuevas formas de aumentar los mecanismo inmunoreguladores que protegen la superficie ocular y que, al mismo tiempo, inhiben los componentes proinflamatorios que inician y perpetúan la enfermedad”. En estos momentos se habla del síndrome del ojo seco como una enfermedad inflamatoria, pero el camino no ha sido fácil para llegar a esta afirmación, en la que ha tenido mucho que ver el investigador norteamericano.
Tal y como ha recordado, “no hace mucho tiempo el síndrome del ojo seco era considerado como una serie de molestias oculares, sin formar parte de una enfermedad clara”, y provocaba que los pacientes “fueran de una consulta a otra intentando obtener algún alivio que, desgraciadamente, nunca solía llegar”. En 1993 este síndrome fue definido por el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos como un trastorno de la película lagrimal debido a escasa cantidad o excesiva evaporación de lágrima, asociado a síntomas de incomodidad ocular, un concepto “engañoso” a juicio del investigador porque implicaba que los pacientes fueran tratados exclusivamente con lubricantes tópicos oculares.
Al entrar en Allergan en torno a 1989 Stern comenzó a investigar sobre las causas del ojo seco y determinó que, en perros, la superficie ocular mostraba un número anormalmente elevado de la principal célula inflamatoria directora de la respuesta inmune, linfocito T, confirmando por primera vez que la superficie ocular de los pacientes con el síndrome estaba inflamada. No obstante, este postulado “encontró una considerable oposición en la comunidad científica”.
Tras años de trabajo formularon una teoría que acercó más a su aceptación como enfermedad inflamatoria. En este sentido, Stern ha reconocido que “uno de los médicos científicos que desde el principio creyó en esta teoría fue Margarita Calonge”, quien le animó “a demostrar la autentica naturaleza autoinmune, y no solo la inflamatoria-inmune”, algo que están cerca de conseguir a día de hoy. Desde ese momento la colaboración con el IOBA se ha consolidado, de forma que el investigador ha colaborado en la puesta en marcha de la Cámara de Control Ambiental que el centro ha inaugurado también hoy y que “demostrará con seguridad ser un importante instrumento en la misión sobre el ojo seco”.