Deciros que es un informe completísimo realizado en el 2011 y recopila todo lo que los investigadores saben sobre disfuncion de glandulas de meibomio, la causa principal del ojo seco evaporativo.
Podeis descargarlo en pdf en español:
http://www.tearfilm.org/mgdreportspanish/report/Disfunci%C3%B3n%20Gl%C3%A1ndulas%20de%20Meibomio_Informe.pdf
En ingles completo: http://www.iovs.org/content/52/4.toc
Prólogo del Prof. José M. Benítez del Castillo |
¿Estamos ante una nueva enfermedad? Absolutamente, no. La disfunción de las glándulas de Meibomio (DGM) es la enfermedad más frecuente en oftalmología. Tan frecuente que es parte normal del fisiológico proceso de envejecimiento. Como complicación de la misma aparece el ojo seco evaporativo, el más común de los ojos secos. Por ello, los síntomas de DGM son indistinguibles de los del ojo seco. Hay que agradecer al Tear Film and Ocular Surface Society (TFOS) que tomara la iniciativa y nos reuniera para participar en un taller de consenso para tratar la DGM del mismo modo que hizo para el ojo seco. El estudio, publicado en Investigative Ophthalmology and Visual Science, es fruto de un consenso trabajado durante más de dos años. Un total de 70 oftalmólogos de todo el mundo especialistas en superficie ocular hemos participado en el mismo. Se ha trabajado sobre la definición y clasificación de la enfermedad, sobre la epidemiología y los factores de riesgo, la clínica y métodos diagnósticos y sobre las opciones terapéuticas disponibles. Hasta ahora, hemos empleado los términos blefaritis y meibomitis con escaso rigor. Debemos empezar a diferenciar las blefaritis de las blefaritis marginales, las blefaritis marginales anteriores de las posteriores y allí situar a las DGM. El término meibomitis/meibomiamitis sería una DGM con componente inflamatorio, lo que no siempre ocurre. En el documento de consenso hemos definido DGM como una alteración crónica y difusa de las glándulas de Meibomio, normalmente caracterizada por la obstrucción de los conductos terminales y/o cambios cualitativos/cuantitativos en la secreción glandular. Esto puede resultar en una alteración de la película lagrimal, síntomas de irritación ocular, inflamación clínicamente aparente y enfermedad de la superficie ocular. Las DGM pueden clasificarse en de baja producción o de alta producción. La primera a su vez puede ser hiposecretora u obstructiva, y esta última cicatricial o no cicatricial. Todas pueden ser primarias o secundarias a una patología ocular o sistémica. En el documento se recoge la alta prevalencia de la enfermedad y su asociación a ojo seco, aunque la falta de criterios diagnósticos previos dificulta el estudio epidemiológico. También se valora la asociación de la DGM al empleo de lentes de contacto, dermatitis seborreica y atópica, rosácea y empleo del ácido 13-cis-retinoico. Se evalúan los diferentes métodos diagnósticos disponibles en la actualidad: biomicroscopía, expresión glandular, meibografía, meibometría, interferometría, evaporimetría, etc. Finalmente, se presentan las diferentes alternativas terapéuticas disponibles en la actualidad y futuras. Aplicación de calor local, higiene palpebral, lágrimas artificiales sin y con lípidos, antibioterapia local y sistémica, uso de antiinflamatorios, etc. Se trata, en definitiva, de una obra de consenso que será sin duda referencia para futuros estudios, que representará un hito en el conocimiento de esta frecuente enfermedad y abrirá los ojos a los especialistas y no especialistas en superficie ocular para que busquen y traten a estos pacientes habitualmente infradiagnosticados. |
José M. Benítez del Castillo |
Prólogo del Dr. Tomás Martí Huguet |
La reciente historia de la oftalmología nos demuestra que, en los últimos años, los grandes avances de la especialidad han sido precedidos de una fragmentación y compartimentación de las áreas de estudio de las diferentes estructuras del ojo. Como consecuencia de esta ramificación han surgido conceptos completamente nuevos y una nueva forma de abordar los problemas oculares y su tratamiento. Singularmente, los que desde hace ya algunos años nos dedicamos al segmento anterior del ojo hemos visto con asombro como córnea, glaucoma y cristalino se constituían en subespecialidades. Como, dentro de la córnea, las cuestiones refractivas se separaban de las médicas, la membrana de Descemet adquiría vida propia y era susceptible de ser estudiada y manipulada al margen del estroma. La superficie ocular se tornaba un pequeño órgano en el que el limbo, sometido a la influencia de factores neuronales, vasculares, etc., era un centro regenerativo en estrecha relación con la película lagrimal, el parpadeo, el borde palpebral y la conjuntiva. Como consecuencia, donde antes diagnosticábamos una queratitis inespecífica, ahora tenemos una insuficiencia límbica, y como resultado de un mejor conocimiento de la función y la fisiopatología podemos abordar un tratamiento mucho más específico y quizás programar una epiteliectomía secuencial o un trasplante de limbo. Ahora le ha tocado al borde palpebral. Desde siempre, una enorme cantidad de pacientes han acudido a nuestras consultas expresando síntomas inespecíficos como picor, sensación de cuerpo extraño, irritación crónica etc., y desde siempre han sido englobados bajo el diagnóstico inespecífico de blefaritis: inflamación del borde libre del párpado, y tratados de forma inespecífica. En los últimos 10 años han aumentado exponencialmente los estudios y publicaciones sobre el borde libre del párpado y su trascendental importancia en la formación y el mantenimiento de la película lagrimal. A medida que profundizamos en su estudio descubrimos nuevas funciones de viejas estructuras y aprendemos de las enfermedades que surgen de su disfunción. Es, sin duda, el momento del consenso. De ponernos de acuerdo en las denominaciones, de poner nombre a las diferentes disfunciones y de llegar al tratamiento específico. Enhorabuena a los autores que se han puesto manos a la obra y someten ahora sus conclusiones a la comunidad oftalmológica. Han comenzado por definir el término de disfunción de glándulas de Meibomio, y a partir de este simple acuerdo ya podemos empezar a valorar su prevalencia, sus causas, subtipos y posibilidades de tratamiento. Sin duda aún nos queda mucho que aprender de esas pequeñas estructuras palpebrales, trascendentales para la superficie ocular. |
Tomás Martí Huguet Médico oftalmólogo Jefe de sección de Córnea Hospital Príncipes de España de Bellvitge |
La Disfunción de las Glándulas de Meibomio (DGM) es la principal causa del síndrome de ojo seco en todo el mundo. A pesar de que esta condición influye en la salud y el bienestar de millones de personas, no existe un consenso general respecto a la definición, clasificación, diagnóstico o terapia de la DGM. Para llegar a dicho consenso, la Sociedad Tear Film & Ocular Surface (TFOS, http://www.TearFilm.org), una organización sin ánimo de lucro, creó el Taller Internacional sobre la Disfunción de las glándulas de Meibomio (www.tearfilm.org/mgdworkshop/index.html), cuyos objetivos son: realizar una evaluación basada en la evidencia de la estructura y función de las glándulas de Meibomio tanto en estados de salud como de enfermedad, desarrollar una interpretación actual de la definición y clasificación de la DGM, evaluar los métodos de diagnóstico, evaluación y clasificación de la gravedad de la DGM, desarrollar recomendaciones para la gestión y terapia de la DGM, desarrollar unas normas apropiadas para el diseño de ensayos clínicos que permitan evaluar intervenciones farmacéuticas para el tratamiento de la DGM, y crear un resumen de recomendaciones para investigaciones futuras sobre la DGM. | |||||||||||||||||||||||||||||||||
El Taller sobre la DGM requirió más de 2 años para concluirse, terminando su informe a finales de 2010. El presente trabajo involucró a más de 50 expertos clínicos y en investigación básica de todo el mundo. Estos participantes, que fueron asignados a subcomités, revisaron la información publicada y examinaron la evidencia existente sobre las pruebas de referencia. Los informes de los subcomités se entregaron a todos los participantes del Taller, se presentaron en el foro abierto y se discutieron de manera interactiva. La totalidad del informe del Taller ha sido publicado en inglés en la revista IOVS (Investigative Ophthalmology & Visual Science). Además, también se ha traducido, al menos en parte, al chino, holandés, francés, alemán, griego, italiano, japonés, polaco, portugués, español, ruso y turco; dichas traducciones se pueden consultar en la página web de TFOS. En este documento se presenta un resumen ejecutivo de las conclusiones y recomendaciones del taller sobre la DGM de TFOS. El material aquí presentado es un resumen del informe completo y, por lo tanto, se podrán consultar detalles adicionales, así como las referencias bibliográficas en la versión online, de acceso abierto. Definición y clasificación de la Disfunción de las glándulas de Meibomio La Disfunción de las glándulas de Meibomio (DGM) es una anomalía crónica y difusa de las glándulas meibomianas, comúnmente caracterizada por la obstrucción del conducto terminal y/o cambios cualitativos/cuantitativos en la secreción glandular. Esto puede tener como resultado una alteración de la película lagrimal, síntomas de irritación ocular, inflamación clínicamente aparente y enfermedades de la superficie ocular. Existen varias explicaciones basadas en la evidencia para la terminología utilizada en esta definición. El término disfunción se emplea porque la función de las glándulas meibomianas se ve alterada. El término difuso se emplea porque el desorden afecta a la mayor parte de las glándulas de Meibomio. Una participación restringida de las glándulas meibomianas, como en el caso del chalazión, tiende a no causar alteraciones en la película lagrimal ni en el epitelio de la superficie ocular, por lo que no se considera dentro del contexto de la DGM. La obstrucción de los orificios de las glándulas de Meibomio y de los conductos terminales, así como los cambios cualitativos y/o cuantitativos de las secreciones de dichas glándulas, se consideran los aspectos más representativos de la DGM. Asimismo, en la definición se incluyen síntomas subjetivos de irritación ocular, como los síntomas de mayor preocupación del paciente y, en ocasiones, del médico. La mejora de los síntomas del paciente es el principal objetivo en el tratamiento de la DGM. El papel de la inflamación en la etiología de la DGM es polémico e incierto. En muchos textos se han utilizado los términos “blefaritis posterior” y DGM como si fueran sinónimos, pero estos términos no son intercambiables. El término blefaritis posterior se emplea para describir condiciones inflamatorias del borde posterior del párpado, de las cuales la DGM es solo una posible causa. En sus etapas iniciales, la DGM no suele asociarse a los signos clínicos característicos de la blefaritis posterior. En esta etapa, las personas afectadas pueden presentar síntomas o pueden ser asintomáticas y su condición ser considerada subclínica. A medida que avanza la DGM, se desarrollan los síntomas y los signos en el borde posterior del párpado, con cambios en la capacidad de exprimir el contenido de las glándulas, así como en la calidad del mismo. El enrojecimiento del borde del párpado se hace más evidente. En ese momento, se dice que existe una blefaritis posterior relacionada con la DGM. El término DGM se considera apropiado para describir las alteraciones funcionales de las glándulas de Meibomio. El término “enfermedad de la glándula de Meibomio” se utiliza para describir una amplia gama de trastornos de las glándulas de Meibomio, incluyendo las neoplasias y enfermedades congénitas. Otros términos como el de meibomitis o meibomianitis describen un subconjunto de trastornos de la DGM relacionados con la inflamación de las glándulas de Meibomio. A pesar de que la inflamación puede ser importante en la clasificación y en el tratamiento de la DGM, este término no es lo suficientemente general, ya que la inflamación del borde del párpado no siempre está presente. La DGM se puede clasificar según los cambios anatómicos, los cambios fisiopatológicos o la gravedad de la enfermedad. Cualquier sistema de clasificación debe cumplir con las necesidades del médico y del investigador. Una clasificación basada en la fisiopatología se considera como la que mejor cumple con estas necesidades. Se propone una clasificación de la DGM en dos grandes categorías, basada en la secreción de las glándulas de Meibomio: 1) Estados de baja liberación y 2) Estados de liberación elevada (Figura 1). Los estados de baja liberación se clasifican en: hiposecretor u obstructivo, con subcategorías cicatricial y no cicatricial. La DGM hiposecretora describe una liberación reducida de la secreción sebácea debido a anomalías en las glándulas de Meibomio sin obstrucción notable. La DGM obstructiva se debe a la obstrucción del conducto terminal. En la forma cicatricial, los orificios del conducto se desplazan posteriormente en la mucosa, mientras que en la DGM no cicatricial dichos orificios permanecen en su posición normal. En los casos de liberación elevada, la DGM hipersecretora se caracteriza por la presencia de una gran cantidad de lípidos en el borde del párpado, que se vuelven visibles al aplicar presión en el tarso durante el examen médico. Cada categoría de DGM puede ser de origen primario (sin una causa evidente) o estar asociada a otras causas secundarias tal y como aparece recogido en la Figura 1. En conjunto, la DGM puede generar alteraciones de la película lagrimal, síntomas de irritación ocular, inflamación y ojo seco. | |||||||||||||||||||||||||||||||||
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